Sunday, January 03, 2010

LA TRAGEDIA II (con HARUKI MURAKAMI)

"-¿Sabes, Kafka Tamura? Lo que tú estás sintiendo ahora no es otra cosa que el conflicto central de la tragedia griega. No es la persona que elige su destino, sino el destino el que elige la persona. Ésta es la concepción del mundo en la que se fundamenta la tragedia griega. Y la tragedia, según define Aristóteles, irónicamente, no surge de los defectos del protagonista, sino de sus virtudes. ¿Entiendes a lo que me refiero? Son las cualidades, no los defectos, las que arrastran al hombre a la tragedia. Edipo rey de Sófocles, es un ejemplo remarcable de ello. En el caso de Edipo, no son la indolencia y la estupidez las que originan la tragedia, sino su valentía y honestidad. Y de ahí nace la ironía.
-Pero no se puede hacer nada.
- Depende – dice Oshima -. Hay casos en los que no puede hacerse nada. Pero, a pesar de ello, la ironía hace más profundo al hombre, lo obliga a crecer. Y se convierte en una puerta de acceso a una solución de una dimensión mayor. Y en ella puedes encontrar una esperanza universal. Ésta es la razón por la que hoy en día tanta gente sigue leyendo la tragedia griega; por la que lo que la tragedia se ha constituido en uno de los prototipos del arte. Y antes ya he comentado eso, pero, en la vida, todo es una metáfora. En realidad, nadie va matando a su padre ni acostándose con su madre. ¿No te parece? En resumen, nosotros aceptamos la ironía a través de un mecanismo que se llama metáfora. Y esto nos convierte, a nosotros, en hombres más sabios
.”

En un mundo onírico, metafórico y conceptual como es el universo que nos presenta Murakami en Kafka en la orilla, aparece una reflexión sobre la tragedia. Es importante en la medida que el protagonista sufrirá el fato de Edipo, pero esa no es la cuestión. Murakami hace aparecer la tragedia desde un punto de vista concreto: entra en escena como el espacio de la ironía. No hay mucho que decir, pues el texto es claro: nosotros, los hombres, aceptamos la ironía de la tragedia y eso nos hace más sabios (y quizá más fuertes). Es la historia del chico que huye de casa, es engañado y se ve obligado a trabajar durante años en una mina, explotado. Finalmente consigue huir, no tiene nada, pero ahora es más fuerte.
Quizá esta versión (imagen que nos presenta el mismo Murakami) sea demasiado kitsch para hacer la analogía con la tragedia, pero me sirve para expresar el abismo que se abre entre este punto de vista (que no tiene porque ser el de Murakami) con el de Kundera (que según mi parecer, ese si es su punto de vista). El chico se ha escapado por que no podía soportar más la hipocresía que había en su casa, se ha revolucionado y ha perdido. Pero se puede decir que con esa pérdida ha ganado (en todos los sentidos personales que seáis capaces de imaginar). Para Kundera, el chico que se ha revolucionado y ha perdido, se da cuenta de que ha perdido doblemente: ha perdido la batalla y sus ideales; pero además su vida ha perdido el sentido, porque se ha dado cuenta de la absurdidad de su rebelión (y de la de todas las rebeliones).
Tener o no sentido, esa es la cuestión. Heroísmo, que hace grandes a los hombres, o vaciedad, que los hace absurdos. La tragedia con Murakami, o la tragedia con Kundera.

1 comment:

Anonymous said...

el hombre humano es un animal, y como tal choca siempre con la misma piedra, pero solo así aprendera a saltarla, una vez haya tropezado cientos de veces.