Saturday, January 02, 2010

LA TRAGEDIA (con MILAN KUNDERA)

Me gustaría introducir el tema de la tragedia a partir de un texto de Milan Kundera que pertenece a su obra La inmortalidad. En él Kundera muestra una perspectiva de la tragedia que es inusual: no la considera como uno de los más altos y admirables aspectos de la vida, sino que al parecer rehúye del espíritu trágico. Para él la tragedia supone una exaltación de unos ideales a los que se les da más valor que a nuestra misma vida. Quizá aquí se puede entrever el carácter existencialista de la literatura del checo, que es donde se le ha encasillado.
Kundera expresa en este texto de forma magistral un motivo que se convierte en recurrente al largo de su obra: el hombre contemporáneo que se quiere ver a si mismo como el héroe trágico; pero de lo que sé acaba dando cuenta es de que no es más que el actor secundario de un melodrama. Lo absurdo e irracional tiene más peso que las virtudes y las desgracias, que los grandes amores y que las más bajas pasiones. Este tema es el que desencadena la escritura de La broma, texto primerizo de Kundera, donde expresa de forma magistral como la lucha por unos ideales, en los tiempos del todo o nada, se acaban convirtiendo para él (un checo en el exilio)en una gran carcajada.

Prefiero morir oyendo un parloteo infantil que oyendo la Marcha Fúnebre de Chopin. Y te diré algo: en esa marcha fúnebre, que es una glorificación de la muerte, reside todo mal. Si hubiera menos marchas fúnebres, quizás habría menos muertes. Entiende bien lo que quiero decir: el respeto por la tragedia es mucho más peligroso que la despreocupación del parloteo infantil. ¿Te has dado cuenta de cuál es la eterna premisa de la tragedia? La existencia de ideales a los que se atribuye mayor valor que a la vida humana. ¿Y cuál es la premisa de las guerras? La misma. Te empujan a morir porque al parecer existe algo más valioso que tu vida. La guerra sólo puede existir en el mundo de la tragedia; el hombre desde el comienzo de la historia no conoció otra cosa que el mundo trágico y no es capaz de salirse de él. La época de la tragedia sólo puede acabar con la rebelión de la frivolidad. La gente hoy ya no conoce de la novena de Beethoven sino los cuatro compases del Himno a la alegría que oye cada día en el anuncio del perfume Bella. Eso no me indigna. La tragedia será expulsada del mundo como una actriz vieja y mala que se lleva la mano al corazón y declama con voz ronca. La frivolidad es una cura de adelgazamiento radical. Las cosas perderán el noventa por ciento de su sentido y se harán más ligeras. En semejante atmósfera de ingravidez desaparecerá el fanatismo. La guerra será imposible.”

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